Al combatir la plaga con hongos entomopatógenos se reducirá el uso de insecticidas químicos, favoreciendo al medio ambiente y mejorando la economía de los agricultores de maíz
Las larvas de la mosca Euxesta stigmatis se alimentan de los estigmas del elote provocando la disminución del rendimiento y mermando la calidad del grano de maíz. Actualmente, el control de este insecto se realiza con insecticidas químicos y no hay reportes de que se usen insecticidas biológicos y enemigos naturales.
Respondiendo a esta omisión, Fundación Produce Sinaloa, A.C., dará continuidad al proyecto Estudio del comportamiento de la mosca del estigma del maíz como base para su control biológico con hongos entomopatógenos en el valle agrícola de Guasave, Sinaloa, a través de su Consejo Consultivo zona norte, durante el ciclo 2011-2012.
La presencia de la mosca de los estigmas en las principales regiones maiceras del estado causa daños generalizados el maíz. Hasta este momento, El control químico de esta plaga ha resultado ineficiente, lo que ha propiciado que se tengan que hacer más aplicaciones de insecticidas, generando mayores costos y contaminación en el ambiente.
Intentando solucionar esta problemática, se cuentan con los estudios básicos de biología y comportamiento del insecto, así como con dos cepas de hongos que se pueden usar como bioinsecticida para sustituir las aplicaciones de insecticidas químicos por biológicos.
Con esto se elaborará una fórmula a base de hongos entomopatógenos (organismo causante de enfermedades en los insectos) que atacan el sistema motor de la mosca de los estigmas, bajando los índices poblacionales.
Los bioinsecticidas impactarán positivamente la economía de los productores
Un beneficio directo de esta validación es que, en caso de resultar efectivos, los bioinsecticidas evaluados podrán sustituir la aplicación de insecticidas químicos para el control de la mosca. El bioinsecticida también servirá para el control del gusano cogollero y elotero del maíz.
Al utilizar de manera intensiva estos productos de manera inicial en 100 hectáreas, se reduzca una aplicación de insecticida químico equivalente a 500 pesos por hectárea.
Esta tecnología beneficiará el entorno y la salud de los trabajadores del campo
Los insecticidas tradicionales contaminan el suelo, el agua, la atmósfera y los ecosistemas. En Sinaloa se aplican, en promedio, de 7 a 8 mil toneladas anuales de plaguicidas, con lo que se producen desechos tóxicos y 500 toneladas de envases vacíos de plaguicidas anualmente.
Con el uso de insecticidas biológicos se contribuye a la protección del medio ambiente, disminuyen los casos de intoxicación en humanos, y se fomenta la conservación de los enemigos naturales y la apicultura.
Además, los bioinsecticidas son específicos: atacan a un grupo reducido de insectos, siendo inofensivos para otros invertebrados y para el hombre.
Información proporcionada por Cipriano García Gutiérrez del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) y responsable del proyecto.