Waldo Ojeda Bustamante
La agricultura será muy afectada por el cambio climático, ya que es una actividad productiva de alta sensibilidad ambiental. Un aumento en la temperatura incrementará la tasa de desarrollo de los cultivos y su demanda hídrica. Aunque cada especie responde fisiológica y diferencialmente de manera distinta a los cambios ambientales, existe un rango óptimo por especie y etapa de planta, para las variables ambientales como: temperatura, humedad relativa, radiación solar y bióxido de carbono. Estos rangos están relacionados con las tasas de actividad a la que se realizan los procesos de la planta como transpiración, fotosíntesis, respiración y fotoperiodo.
Un incremento en la temperatura también puede propiciar un aumento en el déficit de presión de vapor que induce una reducción en la transpiración e impide el intercambio gaseoso por el cierre de estomas. El impacto del cambio climático en la producción agrícola está relacionado con los cambios esperados en dichas variables climáticas en el espacio y en el tiempo.
En zonas áridas y semiáridas, durante los periodos calientes, las plantas sufrirán un mayor estrés térmico, por el incremento esperado en las temperaturas con una correspondiente disminución en sus rendimientos. El calentamiento global será también detrimental para aquellas especies que requieran acumulación de horas frío para activar la etapa de floración, llamada vernalización.
Para altas altitudes y/o latitudes, la agricultura será beneficiada con ambientes más propicios para los cultivos que se traducirán en mayor producción, incremento en la superficie cultivada y en una ampliación del periodo potencial de desarrollo de los cultivos.
El balance de la concentración del bióxido de carbono (CO2) presente en la atmósfera depende de los procesos que lo generan y lo consumen. La concentración actual promedio del CO2 en la atmósfera es de 365 partes por millón por volumen. El bióxido de carbono presente en la atmósfera tiene efectos benéficos directos para los cultivos.
El intervalo óptimo de la concentración de CO2 para las hortalizas se ha establecido del orden de 700-1000 partes por millón por volumen, por lo que los cultivos responden a la fertilización con CO2, también llamada fertilización carbónica.
Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.